Le costaba recuperarse. Sus piernas y brazos seguían paralizados. De pronto notó que dentro de él se había formado un extraño espacio. Una cavidad pura. Quizás era la ausencia, la falta de algo; quizás un vacío. Ushikawa permaneció sentado en esa cavidad nunca antes vista que había nacido en su interior, sin poder levantarse. Sentía un dolor sordo en el pecho; para ser precisos, no era exactamente un dolor. Era como una diferencia de presión surgida en el punto de contacto entre aquel vacío y lo que no era vacío.
* * *
Cuando brotan esperanzas, el corazón se aprovecha y empieza a actuar por su cuenta. Y cuando las esperanzas se ven defraudadas, llega la deseperación, y la desesperación llama al desaliento. Uno se confía y baja la guardia. En este momento, eso es lo más peligroso para mi.
1Q84 - Haruki Murakami
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