...de repente se creó una diferencia entre el resto del mundo y mi mundo, miraba alrededor y veía que la vida continuaba igual que antes, sin embargo yo no era igual...
Palabras....leídas, escuchadas, acompañadas de imágenes, palabras que te hacen soñar, palabras que desearías olvidar, palabras que hieren, palabras que ocultan otras palabras, palabras que no encuentras, palabras que se las lleva el viento, que te hacen recordar, con las que te identificas, imcomprensibles, incomprendidas, palabras que sobran y palabras que faltan, que se instalaron en mi alma....el placer de leer, de escuchar, de escribir, de ver, el placer de dejarte llevar...
jueves, 29 de noviembre de 2012
viernes, 23 de noviembre de 2012
Baila, baila, baila - Haruki Murakami
domingo, 30 de septiembre de 2012
El Clan del Oso Cavernario - Jean M. Auel
Ayla estaba abrumada: nunca se había mostrado Creb duro con ella. Había creído que se alegraría de que aprendiera su idioma; y ahora le decía que era mala porque miraba a la gente y trataba de aprender más. Confundida y dolida, se le saltaron las lágrimas, le inundaron los ojos y corrieron por sus mejillas.
-¡Iza! - llamó Creb, preocupado-. ¡Ven acá! Ayla tiene algo en los ojos.
Los ojos de la gente del clan sólo se llenaban de lágrimas cuando algo se les metía dentro o si tenían catarro o padecían alguna enfermedad de la vista. Él nunca había visto que los ojos brotaran lágrimas de infelicidad. Iza llegó corriendo.
-¡Mira eso! Le chorrean los ojos. Quizás le haya entrado una chispa.
Será mejor que se los mires - insistió.
También Iza estaba preocupada. Alzando los párpados de Ayla, miró de cerca los ojos de la niña.
-¿Te duele el ojo? -preguntó
La curandera no podía ver la menor señal de inflamación. No parecía que tuviera nada malo en los ojos: sólo que chorreaban.
domingo, 9 de septiembre de 2012
viernes, 31 de agosto de 2012
sábado, 21 de julio de 2012
El lobo estepario - Hermann Hesse
Un hombre capaz de comprender a Buda, un hombre que tiene noción de los cielos y abismos de la naturaleza humana, no debería vivir en un mundo en el que dominan el common sense, la democracia y la educación burguesa. Sólo por cobardía sigue viviendo en él, y cuando sus dimensiones lo oprimen, cuando la angosta celda de burgués le resulta demasiado estrecha, entonces se lo apunta a la cuenta del "lobo" y no quiere enterarse de que a veces el lobo es su parte mejor.
***
Cada vez más cerca, cada vez más distintamente comencé a ver el fantasma que tanto miedo me producía. Era la vuelta a mi casa, el retorno a mi cuarto, el tener que pararme ante la deseperación. A esto no podía escapar, aun cuando estuviera corriendo todavía horas enteras: al regreso hasta mi puerta, hasta la mesa con los libros, hasta el diván con el retrato de mi querida colgado encima.
***
Harry encuentra dentro de sí un "hombre", esto es, un mundo de ideas, sentimientos, de cultura, de naturaleza dominada y sublimada, y a la vez encuentra allí al lado, también dentro de sí, un "lobo", es decir, un mundo sombrío de instintos, de fiereza, de crueldad, de naturaleza ruda, no sublimada.
La cura Schopenhauer - Irvin D. Yalom
Pam se quedó aturdida. Apenas oyó lo que John le decía. El mensaje se quedó atascado durante días como un bolo alimenticio indigerible e imposible de regurgitar. Hora tras hora oscilaba entre el odio y el amor, entre el deseo de él y el deseo de verlo muerto. Se imaginó cosas que podían pasar. John y su família muertos en accidente de tráfico; la mujer de John muerta en un accidente de aviación y John presentándose, a veces con sus hijas, a veces solo, en su casa. Unas veces ella se lanzaba a sus brazos, otras lloraban tiernamente juntos, otras ella fingía que había un hombre en su casa y le cerraba la puerta en las narices.
Pam se había beneficiado mucho de los dos años de terapia individual y de grupo, pero en esta crisis la terapia no dio frutos: se veia impotente ante el monstruoso poder de sus obsesiones. Julius hizo lo que pudo. Se mostró infatigable y echó mano de todos los recursos de su caja de herramientas. Primero le pidió que se observara y que llevara la cuenta del tiempo que dedicaba a su obsesión. Entre cuatro y cinco horas al día. ¡Asombroso! Y parecía que ella no podía controlarlo; su obsesión tenía un poder demoníaco. Julius intentó ayudarla a recuperar el control mental insistiendo en una paulatina y sistemática disminución de su tiempo de fantasías. Viendo que eso fallaba, recurrió a un enfoque paradójico y le dijo que escogiera una hora cada mañana para dedicarla por entero a pensar en sus fantasías más reiteradas acerca de John. Aunque Pam siguió sus instrucciones, la obsesión se negaba a ceder y siguió invadiendo sus pensamientos. Julius le sugirió entonces algunas técnicas para dejar de pensar. Pam se pasó días gritando "¡No!" a su propia mente o maltratándose las muñecas con una goma elástica.
Julius probó a desactivar la obsesión poniendo al desnudo su significado latente. "La obsesión es una distracción: protege de pensar en otras cosas -le explicó-. ¿Qué se oculta tras ella en tu caso? Si no existiera la obsesión, ¿en qué pensarías?". Pero la obsesión no perdía terreno.
La identidad - Milan Kundera
¿Nostalgia? ¿Como se podía sentir nostalgia si lo tenía delante? ¿Cómo se puede sufrir por la ausencia de alguien que está presente? (Jean-Marc sabía contestar: se puede sentir nostalgia en presencia del ser amado si vislumbras un porvenir en el que el ser amado ya no está; si la muerte, invisible, del ser amado ya está presente.)
viernes, 20 de julio de 2012
Shame
Impactante, atrevida.....y todas las definiciones que se le dan en este trailer...la línea que separa el placer del sufrimiento....
viernes, 29 de junio de 2012
Para Anna (de tu muerto) - Nuria Roca
¿Para que mirarme si no sé si lo que veo va a gustarme? Lo único que sé hacer es seguir hacia delante porque pararme me da miedo. Me muevo por incercia, como esos aparatos de bolas metálicas que se golpean entre sí y nunca se detienen. Eternamente moviéndose sin que pase nada, sin alterar nada a su alrededor. Todo su movimiento es inútil. Muchas veces yo soy igual, me muevo sin parar, pero no en línea recta, y creo que con frecuencia puedo volver al mismo punto de partida exhausta por el esfuerzo y sin haber avanzado ni un metro. Estoy ya muy cansada de moverme así.
***
Una vez tuve unos zapatos de charol granate oscuro que me compró mi madre. Ese día fué probablemente el más feliz de toda mi infancia. Yo tendría unos siete años y me los compró un martes. Contaba los días con ansiedad para que llegara el siguiente domingo y poder estrenarlos. Fui a misa con ellos y me la pasé mirando el maravilloso brillo de mis zapatos de charol granate. Después, como siempre, mis padres fueron al bar y yo al parque. Estuve allí todo el rato hasta que mis padres salieron del bar. Al levantarme, comprobé que las punteras de mis zapatos de charol estaban arañadas por la tierra y se veía el cuero negro que había debajo del charol. Ver aquellas punteras destrozadas me provocó una tristeza que recuerdo insuperable. Algunas veces me acuerdo todavía de mis zapatos rotos y creo que ahora mismo podría dibujar con absoluta precisión la forma de aquellas nubes negras que se instalaron en mis zapatos hasta que mi madre me los cambió por otros negros normales, "mucho mas sufridos", según ella. Recordando el brillo de mis zapatos granates, creo que aquella mañana en el parque descubrí que las cosas que realmente quieres duran demasiado poco. Y lo peor es que fui yo quien los destrocé sin darme cuenta.
miércoles, 21 de marzo de 2012
Los peligros de leer
martes, 31 de enero de 2012
Siddhartha
- Esto - dijo jugueteando - es una piedra, y dentro de un tiempo determinado, quizá sea tierra, y esa tierra se convierta en planta, animal o ser humano. Pues bien, en otro tiempo hubiera dicho: "Esta piedra es tan sólo una piedra, carece de valor y pertenece al mundo de Maya; pero como en el ciclo de las transformaciones tal vez llegue a convertirse en hombre o en espíritu, también he de otorgarle valor." Así hubiera pensado yo antes. Ahora, en cambio, pienso: esta piedra es una piedra, pero es también animal, también es Dios, también es Buda; la amo y la respeto no porque algún día pueda llegar a ser esto o lo otro, sino porque es y ha sido siempre todo. Y la amo precisamente por esto, porque es piedra y en este momento se me presenta como tal; y descubro un valor y un sentido en cada una de sus venas, y concavidades, en el amarillo, en el gris, en la dureza, en el sonido que emite cuando la golpeo, en la sequedad o la humedad de la superficie. Hay piedras que ofrecen al tacto una consistencia oleaginosa o jabonosa, y otras que parecen hojas, o arena, y cada una tiene sus atributos distintivos y reza el Om a su manera, cada una es Brahma, pero al mismo tiempo es una piedra, es oleaginosa o jabonosa y me parece extraordinario y digno de veneración.
Siddhartha - Hermann Hesse
domingo, 29 de enero de 2012
La espuma de los días
Llamaron a la puerta y apareció un manipulador que empujaba una carretilla blanca esterilizada. La producción de Colin del último día se escondía bajo un lienzo blanco, y el lienzo quedaba levantado en uno de sus extremos. Aquello no habría pasado si los cañones fueran perfectamente cilíndricos, y Colin se sintió preocupado. El manipulador salió y cerró la puerta.
- ¡Ah!....- dijo el hombre -, no parece que se haya arreglado.
Levantó el lienzo y aparecieron doce cañones de azul y frío acero, en cuyos extremos se abría una hermosa rosa blanca, fresca y sombreada de beis en los huecos de sus aterciopelados pétalos.
- ¡Oh!.... - murmuró Colin -, ¡que bonitas son!
El hombre no dijo nada y tosió dos veces.
- No vale la pena que vuelva mañana al trabajo - dijo dudando.
La espuma de los días - Boris Vian
viernes, 27 de enero de 2012
La invención de la soledad
Cada libro es una imagen de soledad. Es un objeto tangible que uno puede levantar, apoyar, abrir y cerrar, y sus palabras representan muchos meses, cuando no muchos años de la soledad de un hombre, de modo que con cada libro que uno lee puede decirse a sí mismo que está enfrentándose a una partícula de esa soledad. Un hombre se sienta solo en una habitación y escribe. El libro puede hablar de soledad o compañía, pero siempre es necesariamente un producto de la soledad. A. se sienta ante su mesa para traducir el libro de otro hombre, y es como si entrara en la soledad de ese hombre y la hiciera propia. Aunque sin duda eso es imposible, pues una vez que se abre la brecha de una soledad, una vez que la soledad ha sido asumida por otro, deja de ser soledad para convertirse en una especie de compañía.
La invención de la soledad - Paul Auster
domingo, 22 de enero de 2012
El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas
Hubiese querido deshacerme en lágrimas, pero no podía llorar. Era demasiado mayor para hacerlo, había tenido demasiadas experiencias en mi vida. En este mundo existe un tipo de tristeza que no te permite verter lágrimas. Es una de esas cosas que no puedes explicar a nadie y, aunque pudieras, nadie te comprendería. Y esa tristeza, sin cambiar de forma, va acumulándose en silencio en tu corazón como la nieve durante una noche sin viento.
Cuando era más joven, había intentado alguna vez traducirla en palabras. Pero por más que me había esforzado en buscar las palabras adecuadas, no había conseguido comunicársela a nadie, ni siquiera a mí mismo, y había dejado de intentarlo. De modo que había bloqueado las palabras, había bloqueado mi corazón. La tristeza, cuando es tan profunda, ni siquiera permite metamorfosearse en lágrimas.
* * *
El sol penentraba por el parabrisas y me envolvía en su luz. Al cerrar los ojos, sentí como la luz me calentaba los párpados. La luz del sol tras seguir un largo trayecto, había llegado a este humilde planeta y había dedicado una pequeña parte de su fuerza a calentar mis párpados. Al pensarlo, me sentí extrañamente conmovido. La providencia del universo no olvidaba mis párpados. En aquel instante entendí un poco los sentimientos de Aliosha Karamazov. Probablemente, a una vida limitada se le otorga una bendición limitada.
El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas - Haruki Murakami
sábado, 21 de enero de 2012
Al sur de la frontera, al oeste del sol
Pero en aquellos cinco dedos y en aquella palma se concentraban, como en un catálogo, todas las cosas que yo quería saber, todas las cosas que tenia que saber. Y ella, al tomarme de la mano, me las enseñó. Me enseñó que en el mundo real existía un lugar como aquél.
* * *
En su interior, Shimamoto poseía un pequeño mundo propio. Un mundo que sólo ella conocía y al que sólo ella tenía acceso. Una única vez había estado a punto de abrírseme la puerta de este mundo. Pero ahora volvía a estar cerrada.
* * *
Las ilusiones ya no me ayudarían más. Ya no entretejerían más sueños para mí. Por más lejos que fuera, el vacío seguía siendo el vacío. Había estado sumergido en él durante mucho tiempo. Había obligado a mi cuerpo a familiarizarse con él.
Al sur de la frontera, al oeste del sol - Haruki Murakami
El país de las últimas cosas
- Abandoné la esperanza de ser alguien - decía -. El objetivo de mi vida era huir de lo que me rodeaba, vivir en un sitio donde ya nada pudiera hacerme daño. Intenté destruir mis lazos uno a uno, dejar escapar las cosas que me importaban. La idea era lograr la indiferencia, una indiferencia tan poderosa y sublime que me protegiera de cualquier ataque. Me despedí de ti, Ana, me despedí del libro, del pensamiento de volver a casa, incluso intenté despedirme de mí mismo. Poco a poco me volví tan calmo como un Buda, sentado en un rincón sin prestar atención al mundo que me rodeaba. Si no hubiese sido por mi cuerpo - las demandas ocasionales de mi estómago y de mis intestinos - tal vez no hubiese vuelto a moverme. Me repetía a mi mismo que la solución perfecta consistía en no desear nada, no ser nada. Al final llegué a vivir casi como una piedra.
El país de las últimas cosas - Paul Auster
lunes, 16 de enero de 2012
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo
(...) la imaginación lo era todo. Si puedes imaginar bien y de forma concreta lo que quieres, puedes alejarte más de la realidad. Y quizá fuera eso lo que me hacía más feliz: aquello era gratuito. Imaginar no cuesta dinero. Es magnífico ¿verdad? Creaba en mi mente vestidos bonitos y los transformaba en dibujos, y eso no sólo me transportaba a un lugar alejado de la realidad, para mí aquello era indispensable para seguir viviendo. Era algo tan normal, tan natural como respirar. Por eso suponía que a todo el mundo le pasaba algo parecido. Pero en cuanto supe que a los demás no les pasaba, que no eran capaces de hacerlo por más que lo intentaran, pensé: <<En cierto sentido, soy distinta, así que tendré que vivir de un modo distinto>>.
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo - Haruki Murakami
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